Sociedad | Biblioteca Nacional

Fondos de emergencia para seguir funcionando

Después de cuatro años de presupuestos de ajuste, desinversión, despidos y cierre de actividades, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno tiene hoy un severo problema financiero.
Buenos Aires, 6 de octubre de 2020. Un informe que recibió el ministro de Cultura Tristán Bauer del director Juan Sasturain, expresa que la Biblioteca enfrenta un déficit de 421 millones de pesos. Y explica que para mantener la institución cerrada desde marzo en el inicio de la pandemia, se necesitan 300 millones para pagar salarios, luz y otros servicios, seguridad, limpieza y un mínimo mantenimiento de ascensores y aire acondicionado. 

Por ello, el ente autónomo y el ministerio van a obtener una partida extra de 300 millones de pesos, el mínimo necesario para que la Biblioteca siga en su funcionamiento de pandemia, cerrada al público pero pagando salarios, cuentas de servicios y mantenimiento. 

Los números de los últimos años permiten ver que no sólo se postergaron los necesarios mejoramientos de la Biblioteca, sino que se cortó todo financiamiento para arreglos imprescindibles. El edificio diseñado por Clorindo Testa tiene problemas en el sistema de aire acondicionado y en los tableros eléctricos centrales. Ascensores, cañerías y cableados necesitan renovación. 

Con fuertes ajustes, el peor año fue 2019, pues a la tanda de despidos que ya caracterizaba el funcionamiento de la Biblioteca, se  le sumó una subejecución  del escaso presupuesto programado. Además, no recibió partidas en el último trimestre, exactamente a partir de que Mauricio Macri perdió las elecciones. La Biblioteca debe casi sesenta millones de pesos sólo de servicios.

Entre 2012 y 2016, la Biblioteca mostró todos los años un pequeño balance positivo en sus cuentas ya que a la entidad se le giraban los fondos necesarios para funcionar. En 2013, el ente autónomo se quedó con 40 millones de pesos de libre disponibilidad, en 2014 con 24, en 2015 con 56 y en 2016, con un millón. En 2017 empezó el déficit, pese a los despidos, cancelación de contratos, cierre del Museo del Libro y destrucción de la editorial que rescataba colecciones y libros olvidados. Ese año, a la Biblioteca le faltaron 78 millones, al año siguiente 45, en 2019 llegó a 106 y este año, con el último presupuesto de la anterior gestión, subió a 421.

Con semejante déficit y ajustes permanentes se dejó de lado todo proyecto que significara crecimiento. De hecho, se abandonó la misma idea de terminar definitivamente la sede, ya que el diseño de Clorindo Testa nunca fue construido por completo. Cuando el arquitecto aún vivía se inició un plan para culminar las obras y él mismo adaptó el diseño a los materiales ahora disponibles para resolver los problemas de la filtración de los vientos o la regulación de la luz solar, entre otros.

El único proyecto que sigue desarrollándose es el de la digitalización del acervo, iniciado en 2001 en condiciones poco propicias y con muchas limitaciones, y se explica  porque actualmente está financiado a través de un crédito del Fondo Financiero para el Desarrollo de los Países de la Cuenca del Plata, FONPLATA - Banco de Desarrollo, que en una de sus cláusulas establece que no puede ser recortado por ninguna administración. 

 


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