Editorial | Política porteña

La moneda está en el aire

En junio terminarán de develarse las incógnitas que todavía presenta el escenario electoral. Escena alterada, ya que mientras se acentúa el desencanto de una significativa porción de la sociedad con Cambiemos, aparece una oposición con una encomiable capacidad para sorprender a propios y extraños, reinventándose de forma radical. Y nadie sabe cuál será el resultado final.
Buenos Aires, 4 de junio de 2019. Todo cambió de un año al otro. Las certezas que había en marzo de 2018 en el PRO sobre la inevitable reelección de Rodríguez Larreta, asfaltadas sobre un extenso plan de obras públicas con financiamiento nacional, endeudamiento y venta de activos públicos, se diluyen hoy en el aire y ya es seguro que habrá segunda vuelta en la Ciudad, pero no quién la gane. 

El cemento no se come y no resuelve el pago de las cuentas. Por eso Larreta ya no sube con cada inauguración. Es que para gran parte de los porteños, vivir se ha convertido en una pesadilla de la que no pueden despertar, y todo gracias a la sumatoria de desaciertos de la gestión macrista, que todavía cree que no debe hacer autocrítica. 

El debate en la convención radical tendría que haber encendido sus alarmas. Pero la respuesta ha sido la reafirmación de la soberbia. Algo que puede costar a la larga una fuga de votantes radicales, de los que hay muchos en la ciudad. Sobre todo en momentos en que enfrente existe una oposición que no sólo está viva y pujante, sino reflexiva y dispuesta a recrearse, con tal de prevalecer en la contienda.

La apuesta de Cristina Kirchner por Alberto Fernández además de haber sido una enorme sorpresa para todas y todos, es una acabada muestra de que ha revisado en clave autocrítica muchas de sus actitudes del pasado, sobre todo de su segundo mandato. Tal como lo refleja en su libro Sinceramente. No era así como la esperaban sus adversarios. 

Ahora el macrismo perdió la iniciativa. Todavía no se sabe quién acompañará a Macri en su intento reeleccionista, al tiempo que los socios radicales ya dijeron que creen que solo no puede y no se ven muchos interesados para subirse a un barco que todo indica que acabará hundiéndose en octubre.

Igual trance atraviesan Larreta y Vidal. El actual titular del Ejecutivo porteño deberá apurarse si quiere primerear con su fórmula, pero difícilmente sorprendería si vuelve a nominar a Santilli. Y allí se agotó casi todo su repertorio de trucos posibles. Lo único que puede prometer es más de lo mismo, precisamente lo que ya no sirve para hacer mayoría en la ciudad. 

Además, obediente con su patrón, ató su suerte a la de Macri, tanto en la primera como en la segunda vuelta. Y eso lo tira claramente hacia abajo hoy, cuando faltan tres largos meses para las PASO y cinco para la segunda vuelta, sin que aparezca ninguna buena noticia que se pueda dar a los argentinos. Sólo más desocupación, más inflación, menos dólares en las reservas y menos plata en la calle.

Ahora le toca jugar a la oposición. Se verá si es capaz de interpelar a tantos porteños que buscan otra cosa. Vale recordar que Larreta se impuso por poco, en el mejor momento del macrismo. ¿Tendrá Alberto Fernández una sorpresa preparada para los porteños? Si la tiene, ya ganó la mitad del partido. Veremos cómo cae la moneda. Por ahora, está en el aire.
 
              Lic. Gerardo Codina


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