Editorial | Obsesionado por la interna

Las preocupaciones de Larreta

Con una carrera electoral ya lanzada al interior de los principales espacios políticos, nuestro alcalde se muestra activo opinando sobre temas de política nacional e internacional, sin descuidar la publicidad de una gestión local que se ha impuesto la meta de la transformación permanente de la ciudad. Una forma de exhibir continuamente obras, pequeñas y grandes, aquí y allá, cuyo beneficio para la comunidad muchas veces es dudoso.
Buenos Aires, 14 de junio de 2022. Un ejemplo es la reforma impuesta a la Avenida Honorio Pueyrredón, vigorosamente rechazada por los vecinos de Caballito y que hemos mencionado en esta revista. Pero hay más. Como las recurrentes obras en las plazas que conviven con la falta de mantenimiento de las escuelas y de los mismos paseos públicos, como se evidenció en el Parque de la Estación y en la Plaza de los Vecinos. 

Preocupado por la educación de nuestros hijos, Larreta ahora ha prohibido el uso del lenguaje inclusivo en las instituciones educativas, argumentando que dificulta los procesos de aprendizaje y “que no pedimos permiso a los sindicalistas para tomar decisiones en materia educativa”. Como si el esfuerzo de erradicar el machismo patriarcal impreso en el lenguaje no valiese la pena de un trabajo pedagógico y los representantes gremiales no tuvieran derecho a opinar sobre el trabajo que realizan como docentes.

Esas posturas no son casuales. Forman parte de una estrategia electoral orientada a la interna del PRO. La educación es un mero pretexto, como bien lo saben docentes y alumnos del Conservatorio Manuel de Falla, que hace años reclaman que se les resuelva una sede propia (ver nota en este número). Larreta trata de no perder presencia en un electorado que se ha radicalizado hacia la extrema derecha y para el cual la llamada “ideología de género” es poco menos que un pensamiento subversivo destinado a disolver la sagrada institución familiar y los “sindicalistas”, un cáncer que hay que erradicar, aunque sea violentamente. 

El parentesco conceptual de estas decisiones con las ideas de la última dictadura cívico militar apenas se puede disimular pero sirven para disputar escena con una Patricia Bullrich que promueve como solución al problema de la seguridad, que no pudo resolver siendo ministra, la libre portación de armas y como respuesta creativa a la falta de fondos, volver a incautar los ahorros de los argentinos de a pie, como hizo Cavallo. 

Nuestro alcalde tiene la enorme ventaja de que, además de contar con una extendida red de protección mediática, la oposición en el distrito no ha sido capaz de estructurar una propuesta política que le dispute la hegemonía electoral al macrismo en la ciudad que lo vio nacer. Así, por caso, puede hacer publicidad de una supuesta “ciudad verde”, después de quince años de haber arrumbado la Ley de Basura Cero y mientras prosigue la especulación inmobiliaria en beneficio de unos pocos y a costa de seguir dañando el ambiente.

Sin opositores a la vista, Larreta solo debe preocuparse por la interna de Cambiemos y el posible éxito del programa económico del Presidente Fernández. En una ciudad donde las diferencias entre ricos y pobres se acentúan y donde la desocupación supera la media nacional, que mejoren los ingresos de las mayorías y se ponga freno a la escalada inflacionaria, no será un producto de las autoridades locales. Si sucede, Larreta tendría otro problema. Proponer un programa superador que no tiene.

Lic. Gerardo Codina


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