Buenos Aires, 27 de marzo de 2018. De mirada alegre, cejas gruesas y una simpleza bonachona que lo hacía uno de los militantes y poetas más queridos dentro del peronismo.  La sabia historia quiso que naciera un 17 de Octubre de 1932, fecha que trece años después lo marcaría a fuego. "El 17 de octubre fue un hecho fastuoso que generó el pueblo y que significó una revolución única en el mundo. A partir de ese día se transformó la realidad argentina y se inició una etapa de dignidad para los trabajadores y el ser humano en la Argentina", recordaba Carlino.

Recordando el llamado Día de la Lealtad, en la que trabajadores del Conurbano cruzaron el Riachuelo a nado por lealtad a su líder, Carlino decía: "Todavía sigo llorando por la emoción de todo lo que pasó. Yo estuve en la organización previa porque militaba en el nacionalismo, pero nadie sabía que iba a haber más de un millón de personas. Pensábamos que iban a ir entre cinco mil y diez mil, y menos pensábamos que íbamos a triunfar así, rescatándolo en un sólo día al Coronel", relataba con el orgullo a flor de piel.

Alfredo comenzó a trabajar como periodista a los 17 años. En 1952 ingresó como redactor de Presidencia de la Nación hasta 1955. En 1973 fue coordinador de Prensa y Difusión. Trabajó y colaboró con un sinnúmero de revistas y diarios. Le escribió versos al peronismo como los recordados de "La muchacha del 17".

Además de poeta y periodista, hizo boxeo, fue titiritero y actor teatral. Ha sido nombrado ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y su libro "Alfredo Carlino, 50 años con la poesía", declarado de interés cultural. "Poemas ciudadanos", "Chau, Gatica", "Ciudad del tango", "Buenos Aires tiempo Gobbi" y "Bailarín canyengue", son algunos de sus libros de poemas. También había sido reconocido a nivel local y en Wilde tiene su propia calle.

Carlino integró las listas negras de todas las dictaduras, desde 1955 en adelante. Tras "la fusiladora", participó en forma activa en la Resistencia Peronista y sobrevivió a los criminales bombardeos sobre la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955.

El popular poeta fue reconocido por sus pares y admirado por la militancia peronista. Incansable relator de anécdotas, poeta de los de antes, periodista, ex boxeador, pero, ante todo, "compañero peronista", como le gustaba definirse a él. 

Entre familiares y amigos, uno de los primeros en arribar ayer al Salón Presidente Perón de la Legislatura fue el exvicegobernador bonaerense y actual diputado del Parlasur, Gabriel Mariotto, quien destacó la trayectoria de Carlino y el legado que dejará a las nuevas generaciones de escritores y militantes políticos.

"El viejo Carlino era un joven, un hombre de mucha polenta, muy querido por la juventud, muy querido en la militancia, tenía como un imán con los pibes a donde iba", remarcó Mariotto y aseguró que "se nos ha ido un gran amigo, un compañero, un viejo caminador, un luchador, un talentoso; hoy me pasa, siento, que se fue el embace del viejo y nos quedó el poeta, sus recuerdos, sus enseñanzas, sus consejos y sus anécdotas".

Finalmente, sentenció: "un Carlino que nos dejó todo lo que ha andado en la vida en forma tan potente, tan militante y tan comprometido; ahora la tarea será desparramar todas esas enseñanzas a las nuevas generaciones".

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