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"Nadie vive tan cerca de nadie"

Tamara Tenenbaum ganó un concurso nacional de cuentos con su libro “Nadie vive tan cerca de nadie”. La periodista y escritora, criada en Balvanera, obtuvo esta distinción por unanimidad del jurado. En la obra, según la autora, "Hay mucho de mi Once natal".
Buenos Aires, 6 de marzo de 2018. La periodista y escritora Tamara Tenenbaum (1989) obtuvo el primer premio en el concurso de cuentos "Ficciones", por el trigésimo aniversario de la muerte de Jorge Luis Borges (junio de 1986). La convocatoria era para escritores nacidos tras el fallecimiento del escritor y tuvo de jurado a Pedro Mairal, Félix Bruzzone, Pola Oloixarac y Selva Almada. Todos coincidieron con el veredicto. 

Tenenbaum da clases en la UBA, trabaja como subeditora en la revista La Agenda (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires). Colabora en el diario La Nación, el portal Infobae y otros medios. También dirige junto a Marina Yuszczuk y Emilia Erbetta la editorial Rosa Iceberg, que lleva publicados tres títulos.

Para el concurso presentó el libro de cuentos "Nadie vive tan cerca de nadie". Sobre el tópico afirmó: "Supongo que es algo muy de la época, la sensación de estar siempre rodeados de gente pero muy solos, cada uno en su baile, es algo que siempre sentí. Casi todas son deformaciones de historias de gente que conozco, anécdotas que me contaron o cosas que me pasaron a mí". 

El jurado dijo al respecto: "Hay una voz singular en los relatos de Nadie vive tan cerca de nadie y una manera de terminarlos que resulta muy atractiva. Al contrario del cuento tradicional que cierra con bombos y platillos, los cuentos de este libro parecen desintegrarse; el final llega de repente, casi como un capricho, como si quien escribe simplemente se detuviera. Cada cuento tiene su secreto empedernido, su forma del desasosiego. Voces encerradas en un pequeño laberinto de deseo: su mundo es todo lo que ven, y los contemplamos perderse en él, como insectos lamiendo vidrio. Cada uno es una especie de Asterión en su dominio, o Asterión jugando al dominó. Los personajes y las situaciones narrativas, un poco corridos, fuera de foco, están muy bien construidos".

Se presentaron 176 libros de cuentos, escritos por autores de todo el país. El tiempo muerto, de Julia Kornberg, recibió una mención de honor. "Es una Juvenilia siglo XXI", dijo el jurado. Los finalistas fueron: Daiana Henderson, Pablo Lerner, María Luz Vitolo, Lara Cecilia Schujman, Luciana Grimanesa Lázaro, Julieta Habif, Santiago Battezzati y Darío Sakkal.

Tenenbaum agregó sobre su libro de cuentos: "Hay mucho de mi Once natal". De niña asistió a un colegio ortodoxo de Balvanera. Muchas de esas vivencias quedaron plasmadas también en el poemario "Reconocimiento de terreno", publicado el año pasado por la editorial Pánico el Pánico. 

Una reseña del periodista Daniel Ginera ahonda en la publicación: "Se filtran matices de la cultura judía desde la perspectiva de una chica porteña del barrio del Once". "En los poemas habitan la madre y las hermanas, recuerdos de abuelas, la presencia de amigas de infancia y de la pareja. Quizás la figura más poderosa del libro sea la del padre, que murió en el atentado a la AMIA en 1994, cuando la autora tenía cinco años", agrega.

Tamara dijo sobre este libro: "La poesía, sentí, me permitió resolver esos dos problemas: explicar menos, dejar más lugar a la pregunta, y enrarecer el registro, sin quedar sólo en los datos biográficos. Finalmente creo que el libro es eso: algo que está en entre un poemario y una novela".

"Incluso la gente que escribe ficción, ficción en el sentido más puro, yo creo que nadie escribe desde un lugar metafísico que no tenga que ver con sus experiencias. La invención total de universos me parece genial y leo un montón en esa línea, pero no sé de dónde sacarlas yo. Y una cosa que me interesa es probar distintos procedimientos para trabajar con eso que es tan informe que es la experiencia, que rara vez se ordena de forma narrativa solita", reflexiona la autora.

En una charla con Valeria Tentoni para el blog de Eterna Cadencia, Tamara se expresó sobre el proyecto editorial que creó junto a Yuszczuk y Erbetta: "Estábamos muy furiosas. Sentíamos que a pesar de que cada vez hay más escritoras mujeres, igual seguía siendo difícil para una chica que alguien le leyera un manuscrito en una editorial. Especialmente para una chica que no fuera famosa. Nuestra sensación era que, si no sos famosa, es más fácil ser varón que ser mujer. Bueno, todavía es mi sensación".

"Es lo que dice María Moreno (quien el año pasado con su libro Black Out, que rememora el Abasto y el Once de antaño, ganó el  premio del jurado en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires) sobre la escritura mujer. Que siempre era la excepción en un grupo de varones, y tenía que por eso adoptar un lugar medio varonero, había ciertos permisos y no permisos. Eso está empezando a dejar de pasar. Y también creo, si es que alguna vez alguna lo disfrutó, que ya nadie lo hace. Ya nadie disfruta de ser la excepción". "De acá a un par de años, cuando ya tengamos un catálogo, a mí la idea de que un varón se cope con publicar en una editorial de mujeres me parece re linda también", añadió.

"Pienso en Camila Fabbri, Agostina Luz López, Romina Paula; cuando sale una chica que escribe bien, no pasa desapercibido en librerías. La excusa de que no se vende no existe. Se vende en los términos en que se venden los libros hoy, sí, hoy los libros tienen que competir con series, con música, otros consumos mucho más fáciles, perfecto. Pero dentro de lo que son los libros, los libros de chicas se venden. A mí eso me parece re esperanzador, y significa que la industria es más conservadora que los lectores", concluyó.


Juan Castro


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