Sociedad | Los efectos de Cromañón

Fiestas clandestinas y marco legal

Dos hechos contrapuestos reactualizan la significación de la tragedia de Cromañón. Por un lado, denuncian 200 fiestas clandestinas por fin de semana en la Ciudad. Por el otro, se propone una ley nacional que determine los presupuestos mínimos de seguridad que deben cumplir los eventos públicos masivos.

Buenos Aires, 22 de agosto de 2017. Cromañón implicó un
rápido endurecimiento de las exigencias de seguridad en la Ciudad, cerrando en
los hechos muchos espacios para la expresión cultural juvenil. Eso no evitó
que, con el tiempo volvieran a suceder desgracias como las ocurridas en la
fiesta electrónica Time Warp en Costa Salguero o el recital del Indio Solari en
Olavarría. Tampoco inhibió a los audaces que se lanzaron a realizar fiestas en
espacios sin habilitación. Ahora la Cámara de Empresarios de Discotecas se
queja de la competencia ilegal y denuncia 200 fiestas clandestinas por fin de
semana en la Ciudad.



A fines de la semana pasada, se presentó un proyecto de ley
que tiene por objeto de establecer los presupuestos mínimos de seguridad y
funcionamiento que deben cumplir los eventos públicos masivos, así como las
condiciones y requisitos que deben reunir los establecimientos, predios,
locales y espacios donde se realicen. La iniciativa es del senador nacional por
Mendoza, Julio Cobos.



El exvicepresidente de la Nación expresó al respecto que
“las numerosas y terribles tragedias ocurridas en nuestro país en el marco de
eventos públicos masivos”, como Cromañón, la fiesta electrónica Time Warp o el
recital del Indio Solari en Olavarría, “advierten sobre la insuficiencia de
disposiciones en la materia en nuestro país y plantean la necesidad de
regulación”. Por eso propone crear la ley Nacional de Eventos Públicos Masivos “con la
intención de otorgar desde el Estado el mayor grado de protección a quienes
participen como espectadores de tales eventos, y establecer en especial
garantías para la protección de la infancia y juventud como así también, de las
personas con discapacidad”.



El legislador radical argumentó que es necesaria una ley que
unifique la regulación de eventos cuyo objeto sea artístico, musical o festivo,
capaz de congregar al público en general y producir una concentración mayor a
1.000 asistentes. “La ley garantiza la intervención estatal en la faz
preventiva y establece condiciones mínimas de seguridad y funcionamiento; y un
claro régimen sancionador y de responsabilidad por daños derivados del evento”,
detalló.



El proyecto contempla un sistema nacional de control y
seguimiento de eventos públicos masivos, para lo cual se crea el Registro
Nacional de Eventos Públicos Masivos y la Comisión Consultiva
Nacional
de Eventos Públicos Masivos. “El Registro
posibilitará consultar para cada evento y organizador; su estado, antecedentes
y sanciones, mientras que la Comisión Consultiva aportará planificación y
coordinación de políticas públicas relacionadas con el objetivo de ese
proyecto”, finalizó Cobos.



200 FIESTAS EN BOLICHES NO HABILITADOS



La Cámara de Empresarios de Discotecas denuncia 200 fiestas
clandestinas por fin de semana en la Ciudad. Son las que se hacen en bares o espacios
que no tienen permisos para realizarlas. Manifiestan que se trata de lugares en
los que no se cumplen medidas de seguridad.



Apretados en lugares que no tienen salidas de emergencia ni
matafuegos, en los que no hay médicos ni ambulancia. En riesgo de verse
involucrados en peleas, y en muchos casos sin personal de seguridad que
controle el acceso y la permanencia. Manejando por toda la Ciudad en
busca de lugares que violen los horarios de cierre. Así es el escenario en el
que miles de jóvenes, cada fin de semana, buscan diversión sin reparar en que
su seguridad está en peligro.



Se trata de los bares o cafés que desvirtúan el rubro.
Estiman que sólo en la Ciudad hay unos 200 donde se organizan fiestas en
lugares que no están habilitados para tales fines.



Este cuadro lo describe la cámara de empresarios de
discotecas de la Ciudad de Buenos Aires (CEDEBA), cuyos asociados desarrollan
la actividad dentro del marco legal y, según afirman, están perdiendo el
trabajo por culpa de los boliches "ilegales".



"La situación se agrava de manera sostenida y por eso
pedimos que Horacio Rodríguez Larreta nos reciba para que podamos colaborar con
las autoridades en solucionar este problema", arranca Jorge Becco,
presidente de la entidad. "Además, muchos legisladores deberían sentarse
con quienes sabemos del tema para tratar de buscar un marco normativo que se
ajuste a la realidad: el actual surgió tras Cromañón y sirvió para la
emergencia, pero más de una década después lo que hace es favorecer la
proliferación de los ilegales, que hoy nos doblan en cantidad. Muchos
legisladores nos miran por encima del hombro y nos dicen que el problema es la
falta de control, no las leyes. No tienen idea de lo que están hablando. Acá
hay que reformular el sistema de raíz", enfatiza Becco.



Una de las exigencias de la norma que regula a los locales
Clase C (los boliches bailables) es que los chicos pueden ingresar hasta las 4
de la mañana, y que la última gota de alcohol se vende a las 5. "Esto es
un sinsentido. Yo le pregunto a los funcionarios y a los padres qué prefieren,
¿que sus hijos permanezcan en un local habilitado y tomen allí hasta el cierre,
o que a las 5 se suban a un auto, vayan a comprar alcohol a cualquier lado y
tomen en la vereda, o que se metan en un boliche trucho y tomen cualquier cosa
y hasta cualquier horario? En los adolescentes lo prohibido es un desafío y con
estas restricciones los estamos impulsando a ponerse en peligro. Desde el 2009
hasta ahora, los clandestinos aumentaron un 200%", plantea Becco.



De acuerdo a investigaciones hechas en el Hospital
Fernández, la presencia de alcohol y drogas en los siniestros viales durante las
noches de fines de semana se da en uno de cada tres casos. En función de estos
datos, la migración nocturna de jóvenes entre boliches es un factor de riesgo
aumentado. "Obviamente, lo ideal es que el chico vaya del boliche a la
casa -sigue Becco-. Pero hay lugares en el Conurbano que están motorizando un
after ilegal que genera un éxodo peligrosísimo. De hecho, un conocido boliche
de Ramos Mejía abre hasta las 12 del mediodía y los pibes terminan reventados.
Cada municipio se maneja como quiere y eso implica una anarquía que puede ser
fatal".



Desde la Cámara destacan los controles que en este sentido
viene realizando la
Agencia Gubernamental
de Control, aunque aseguran que no
alcanza. "La película es siempre la misma: la AGC toma la denuncia,
clausura, pone las fajas y asienta el procedimiento en la Comisaría. ¿La
policía cuida que no se viole la clausura? Dicen que no tienen personal para
hacerlo. ¿El Ministerio Público Fiscal y los jueces se ponen los pantalones? Ni
por casualidad, es la ley del siga, siga. Al trucho le conviene poner a
cualquier persona como responsable, que lo clausuren, apelar, y después hace
una tarea comunitaria. Es un chiste. Lucran con la seguridad de los
chicos", describe Becco. Y asegura que es muy fácil detectarlos porque se
promocionan en redes sociales. "Like, Jako´s, Malibu... todos los conocen.
Vas una noche a Godoy Cruz entre Córdoba y Santa Fe y encontrás que hasta en
las casas chorizo arman bailes", concluye.



 


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