Comunales | Confitería El Molino

En las noticias por un suicida

Marcelo Novillo subió el domingo a la cúspide de la confitería El Molino, ubicada en Balvanera, como forma de protesta porque no hay culpables por el asesinato de su hijo, cometido en 2014. Usó los andamios colocados hace 14 meses para una refacción que todavía no llega. También El Molino padece el olvido. Buenos Aires, 14 de febrero de 2017. Un hombre mantuvo en vilo este domingo por la tarde a la zona porteña de Congreso tras amenazar con tirarse al vacío desde la cúpula de la tradicional confitería El Molino, situada en la intersección de las avenidas Rivadavia y Callao.

Se trata de Marcelo Novillo, quien subió hasta a la cima de la confitería como forma de protesta porque no hay culpables por el asesinato de su hijo, cometido en Quilmes en 2014. Finalmente, después de media hora y valiéndose de una grúa con brazo mecánico, los bomberos bajaron al supuesto suicida.

Novillo pudo ascender hasta la cúspide porque actualmente el local está esperando que lo refaccionen, razón por la que la fachada se encuentra cubierta de un andamiaje que permitió el ascenso del hombre.

Hasta el lugar, en la intersección de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia, se acercaron bomberos y varios móviles policiales que procedieron a cerrar el perímetro y desplegar rápidamente un operativo de rescate.

Novillo según se pudo saber subió a la cima del edificio para atraer la atención de los medios y pedir por que se juzgue correctamente a los implicados en el crimen de su hijo. Móviles televisivos apostados en el lugar narraron que esta persona "abría sus brazos en forma de cruz". Además dirigiéndose a quienes esperaban expectantes el desenlace de la situación en la calle, pedía: "Justicia para mi hijo".

No es la primera vez que Marcelo Novillo recurre a este tipo de iniciativas para llamar la atención de la prensa, intentando que la muerte de su hijo vuelva a estar en la agenda de los medios. Sin ir más lejos en diciembre de 2015 había hecho exactamente lo mismo, subiéndose a lo más alto de la tradicional confitería, poco tiempo después que se colocaran los andamios que todavía rodean el edificio.

EN EL OLVIDO PESE A LAS PROMESAS

La Confitería del Molino también padece el olvido. Fue expropiada en 2014 para restaurarla y reabrirla en julio de 2016, para su centenario. Pero todavía ni siquiera fue tasada para fijar cuánto se pagará a los dueños.

El deterioro avanza día tras día en el edificio situado en Rivadavia y Callao, frente al Congreso, sin que haya definiciones sobre su futuro. Peor aún, las obras de reparación ni siquiera comenzaron. Tan sólo se colocó una malla protectora para evitar la caída de la cúpula, la mampostería y los vitrales sobre los peatones que caminan por esa esquina. El inmueble está deshabitado y clausurado desde hace dos décadas.
La Confitería del Molino, obra del italiano Francisco Gianotti, es un típico exponente de la belle époque, inaugurado el 9 de julio de 1916 en coincidencia con los festejos del Centenario. Estuvo alcanzada por cinco leyes y decretos que, durante sucesivos gobiernos, intentaron rescatarla del olvido, pero ninguna de estas normas logró efectivizar la restauración.

En 1992 el inmueble fue declarado área de protección histórica (APH) de la ciudad y, en 1997, el conjunto arquitectónico se convirtió en monumento histórico nacional. Como se dijo, en 2014 la ley 27.009 lo declaró sujeto a expropiación para su puesta en valor. El entonces presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, prometió reabrirlo para los festejos del Bicentenario.

Tras el recambio gubernamental, en febrero de 2016 se estableció que el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda debe liderar el trámite de expropiación. Una vez comprado el inmueble a sus dueños, se lo transferirá en forma definitiva y sin cargo al Congreso de la Nación, que será la dependencia encargada de restaurarlo.



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